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Los mayores de 65 años viajan gratis todo el día todos los miércoles y domingos. Esta oferta incluye todas las rutas de autobús y el O-Train, pero no incluye Para Transpo. Si utiliza una puerta tarifaria, tendrá que utilizar un juego de tarjetas Presto con el descuento para mayores. Es posible que se le pida una prueba de edad cuando utilice una tarjeta con este descuento. Esté preparado para mostrar una prueba de edad cuando se le solicite.
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Retraso de Presto
La tarjeta Presto (estilizada como PRESTO) es un sistema de cobro automático de billetes con tarjeta inteligente sin contacto que se utiliza en los sistemas de transporte público participantes en la provincia de Ontario (Canadá), concretamente en el Gran Toronto, Hamilton y Ottawa. Los lectores de tarjetas Presto se implantaron a modo de prueba del 25 de junio de 2007 al 30 de septiembre de 2008. La implantación completa comenzó en noviembre de 2009 y se extendió por las estaciones de transporte rápido, las estaciones de ferrocarril, las paradas y terminales de autobús y los vehículos de transporte de once sistemas de transporte diferentes.
Una variante de la tarjeta Presto es el billete Presto, introducido el 5 de abril de 2019, que es un billete de papel de un solo uso con un chip incorporado. El billete Presto solo puede utilizarse en los servicios de la Comisión de Tránsito de Toronto[2][3].
Una de las 10 estrategias de The Big Move, el plan de transporte regional del GTHA, era crear un sistema de tarifas de tránsito integrado entre las 10 agencias de transporte público del GTHA. El sistema Presto se diseñó para permitir el uso de un método común de pago de billetes en los distintos sistemas de transporte público participantes, comparable a otros sistemas como la tarjeta Oyster de Londres y la tarjeta Octopus de Hong Kong[4]. Presto es una división operativa de Metrolinx, la agencia gubernamental de Ontario que gestiona e integra el transporte por carretera y el transporte público en el Área del Gran Toronto y Hamilton (GTHA).
Presto cross join unnest
Por razones políticas, los planes de capital anteriores a 2019 se redujeron para mantenerse dentro de los fondos disponibles, pero esto ocultó proyectos necesarios que resultaron una sorpresa para la Junta y el Consejo del TTC. Una de las formas de hacerlo era clasificarlos como “por debajo de la línea” (no en la lista de financiación), pero lo más habitual era retrasar sus supuestas fechas de entrega más allá de la ventana presupuestaria de capital de 10 años. Esto hacía que la exposición de la ciudad al gasto futuro pareciera menor de lo que era en realidad.
Un caso especialmente malo fue el conjunto de proyectos y contratos para la implantación del ATC en la Línea 1. Para “vender” políticamente este proyecto tan necesario, se subdividió y algunos de los contratos resultantes utilizaron tecnología incompatible entre sí. El trozo original era simplemente un plan para sustituir las señales de bloque existentes utilizadas desde Eglinton hasta Union y que databan de la inauguración del metro en 1954. Una a una, se fueron añadiendo otras piezas, pero la desorganización fue tal que el ATC fue en realidad un “añadido” a la ampliación de Spadina porque no se había incluido en el proyecto base.
Presto suma acumulada
Presto es oficialmente el único sistema tarifario del TTC, y se puede decir que la tarjeta inteligente gestionada por Metrolinx tiene sus defectos. Desde los lectores de Presto hasta las funciones básicas de la tarjeta, parece que los viajeros tienen que lidiar con fallos a diario. Tal vez deberíamos haber escuchado al sindicato TTC y dejar que las Metropass siguieran funcionando un poco más.
Hasta 24 horas después, cuando Presto y todas las demás agencias del GTHA puedan actualizar sus sistemas. Lo que significa que si alguien encuentra tu tarjeta, tiene un día entero para utilizar los fondos de la misma, incluso si ya has denunciado su desaparición y la has cancelado.
Y eso sólo si el dinero ha llegado a su destino: los pagos por Internet también tardan 24 horas en cargarse en la tarjeta. La única manera de evitar la espera es dirigirse a las máquinas de recarga de las estaciones de TTC o programar una recarga automática.
Claro que el mal funcionamiento de los lectores de tarjetas en los tranvías podría equivaler a un viaje gratis en el metro, pero ¿es eso lo que realmente queremos para nuestro sistema de transporte? Y no nos hagas hablar de las máquinas de carga de la estación de San Andrés.